Brillante, tradicional y conmovedor, ¡así es el Rajastán rural! Teniendo en cuenta la vida caótica y de estrés que vivimos, visitar el interior de este estado le permite transportase por unos días a una forma de vida relajada, lejos del ajetreo de las ciudades.
El estado del desierto es considerado la encarnación perfecta de la riqueza y la realeza, pero también es humilde, aquí verá cómo los campos aún son regados gracias a la rueda persa, a las mujeres,...
Brillante, tradicional y conmovedor, ¡así es el Rajastán rural! Teniendo en cuenta la vida caótica y de estrés que vivimos, visitar el interior de este estado le permite transportase por unos días a una forma de vida relajada, lejos del ajetreo de las ciudades.
El estado del desierto es considerado la encarnación perfecta de la riqueza y la realeza, pero también es humilde, aquí verá cómo los campos aún son regados gracias a la rueda persa, a las mujeres, con sus coloridas ropas tradicionales, portando sobre su cabeza grandes vasijas de barro, a través de polvorientos caminos o a los hombres, con sus grandes bigotes y pintorescos turbantes, sudando mientras trabajan la árida tierra, una estampa recurrente mientras cruza el estado. A pesar del esfuerzo de estas gentes, no verá rastro alguno de incomodidad todo lo contrario, responderán a su mirada con enormes y sinceras sonrisas, que le inspirará y le hará apreciar lo hermoso de una vida sencilla.
Si lo desea, puede alojarse con los lugareños en sus humildes pero acogedoras casas, una experiencia que le marcará de por vida. Tal es la hospitalidad de la gente del Rajastán rural, que le ofrecerán lo poco que tienen y al final del día, a medida que se pone el sol con toda su gloria, los cantos y bailes folclóricos de la aldea le hipnotizarán.
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